Por la mañana, muy temprano, llama nuevamente a la casa de José y le contesta una mujer con una voz muy cansada, como de haber estado llorando. Cuando Tatiana da a conocer, la señora, madre de José, le dice que su hijo sufrió un terrible accidente anoche, cuando se disponía a ir a su casa. Un coche en sentido contrario se le atravesó e hizo volcar el coche de José. Éste estaba en el hospital con estado muy grave.
Tatiana no sabía si estaba dormida y estaba teniendo una pesadilla, o en realidad estaba despierta y eso era, desgraciadamente, lo que estaba sucediendo. Su madre, al oír los llantos de Tatiana al colgar el teléfono, se levantó y corrió a su lado para preguntarle qué estaba pasando. Tatiana sólo podía decirle:
- Yo sabía que tenía que existir un motivo muy grave para que José faltara a su cita-.
Y no dejaba de llorar. Le contó a su madre lo que había sucedido y que José estaba ahora debatiéndose entre la vida y la muerte. Ella sólo quería ir a la clínica, y su madre le dijo que ella la acompañaría, pero Tatiana quería ir sola, cosa que su madre no permitió ya que ella no se encontraba en disposición para conducir. Le pidió a su hijo Héctor que la acompañara, y éste así lo hizo.
Cuando llegaron a la clínica, la primera persona con la que se encontró Tatiana fue con Lucía, la hermana de José. Tatiana notó que ésta la miraba de una manera extraña y, cuando se acercó a ella para preguntarle por el estado de su hermano, ésta le reprochó:
- ¿Qué haces tú aquí? Por tu culpa mi hermano tuvo un terrible accidente, todo por tener que ir a esa estúpida cena, si no, ahora estaríamos todos desayunando en mi casa tan felizmente-.
Tatiana no podía creer lo que estaba oyendo, era como si le hubieran tirado un jarro de agua helada encima y no podía articular palabra, pero ya era bastante la angustia y las ganas de ver a José, que no se molestó en contestarle. Se dirigió a la habitación de José y allí encontró la dura realidad, José acababa de entrar en estado de coma y los médicos no daban muchas esperanzas de su recuperación.
Mientras Tatiana estaba en la habitación de José, Héctor, que había escuchado los reproches de Lucía hacia Tatiana, no pudo reprimir decir unas cuantas cosas a ésta. Le recriminó su comportamiento cruel y egoísta, y lo injusta que había sido con Tatiana, ya que no tenía ningún derecho de culparla por lo sucedido, y que si había algún culpable, ese era sin duda el borracho que se le había cruzado en su camino, desgraciándole la vida a los dos, quitándoles la oportunidad de haber podido llegar a conocerse y quizá en un futuro compartir sus vidas. Lucía hizo caso omiso a las palabras de Héctor, ya que en ese momento regresaban sus padres ys e enteraban de la fuerte noticia de que su hijo había entrado en estado de coma. De todas formas, Héctor buscó el momento para decirle a Lucía:
- No te voy a permitir que le arruines la vida a mi hermana, anoche le rompieron el corazón y ahora tú le has destrozado el alma-.
Después, se marcharon. Tatiana estaba destrozada.
Al llegar a su casa, Héctor les contó a sus padres lo que había sucedido en la clínica con la hermana de José y, Ana, fue a la habitación para consolar a su hija, quien sólo quería llorar y estar sola.
A pesar de los reproches de Lucía, Tatiana no faltaba ni un solo día a la clínica. Allí pasaba muchas horas, lo acariciaba, le hablaba, le contaba todo lo que había hecho durante el día, pues ella sabía que había una parte de José que la estaba escuchando y luchando por regresar. Los padres de José le habían tomado mucho cariño a Tatiana, ya que veían cómo ésta se preocupaba cada día por su hijo; por el contrario, Lucía se estaba alejando cada vez más de su hermano. Ella decía:
- A ver si se muere de una vez, total, ya no se va a despertar y lo único que hace es estar fastidiando a mis padres-.
Palabras que la hacían tener constantes discusiones con sus padres, quienes terminaron diciéndole:
- Es la última vez que vas a repetir esas palabras-.
Y, efectivamente, fue la última vez, ya que Lucía no volvió a aparecer por la clínica a ver a su hermano.
A raíz de esta separación, Lucía se convirtió en una persona indiferente, trataba muy mal a sus padres, quienes vivían volcados en su hijo, pidiéndole a Dios cada día que despertara y, sin darse cuenta, habían abandonado un poco a Lucía. Quizá por ese motivo venía su rebeldía, se sentía un poco desplazada, no entendía que su hermano los necesitaba. Era una niña egoísta y orgullosa, orgullo que la llevó a mezclarse con un tipo de compañías nada agradables.
ainss algo m dice q Jorge se va a morir, me da pena la verdad, con ganas de leer el siguient :)
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